Tomás Gómez cumple con su palabra.

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ImagenTomás Gómez se va por coherencia, «porque no se puede avalar a un juez al que se recusa desde una misma formación política y por la defensa de la Sanidad Pública», cuyo futuro, según el secretario general del PSM, está ahora mismo en juego. Recordemos que Martínez Tristán ha sido recusado en Madrid por ser el marido de una consejera del gobierno de Castilla La Mancha(PP) y ser el juez que debe decidir el futuro de los recursos presentados contra la privatización sanitaria en Madrid (PP).

La noticia coge de nuevo a todos descolocados. Quiénes ayer denunciaban, desde sus diarios y programas radiados o televisados, el despotismo de los partidos políticos por impedir la «sana divergencia de ideas» en su seno, hoy se escandalizan ante la actitud, una vez más, de Tomás Gómez, coherente con sus actos y sus ideas. Ayer se reprochaba la apisonadora de los aparatos dirigentes de todos los partidos, en los que era impensable que un diputado defendiera actuaciones diferentes a las propuestas que venían desde arriba,  se achacaba este defecto a las «listas cerradas» de los partidos y otras anomalías democráticas de la Ley Electoral, que era imprescindible cambiar, y esos mismos defensores de la «disparidad de criterios», hoy se permiten criticar a su modelo de independencia deseada. Pues bien, Tomás Gómez vuelve a demostrar que en el seno socialista, la independencia de criterio sí es posible, hoy como siempre lo fue, por otra parte, como lo demuestran las «distintas sensibilidades» que siempre convivieron entre los verdaderos socialistas: esas «corrientes de izquierda socialista» que siempre estuvieron presentes en nuestro partido y fueron siempre respetadas por los socialistas históricos, frente a los nuevos conversos (arribistas los hay y los hubo en todas partes) , que por ser más socialistas, tienden a escandalizarse ante estas «diferencias humanas». Precisamente lo que hace Tomás Gómez es «humanizar un partido», que muchas veces se aleja de su verdadero espacio político, cuando por razones de «estado» (¿quién define una razón de estado?), o «disciplina de partido» (¡qué mayor disciplina que asumir personalmente la palabra dada ante sus electores, en este caso, los madrileños!) se transforma en una maquinaria electoral que a todo dice si y no ofrece critica objetiva alguna, cuanto menos una ejemplaridad personal. Tomás Gómez personificaba ya otra alternativa al aparato del partido socialista, desde que valientemente se expuso y ganó unas primarias, hasta la actual decisión de plantar al «aparato de su partido» (que no al socialismo) en el senado, ante un acuerdo «global» que entiende que perjudica a sus militantes más cercanos, los socialistas y simpatizantes madrileños, que llevan luchando «años» en distintas mareas (blancas, verdes, amarillas, rojas…) contra el neoconservador gobierno regional, cada día más próximo al parafascismo de la extrema derecha europea. El resto del partido socialista, a nivel nacional, no tiene que vérselas a diario con esta presunta mafia Gurtel asentada en el poder regional, poder al que por cierto llegó haciendo mafiosas trampas (Tamayazo, recuerden), y como toda «cosa nostra», llegaron para quedarse como fuera. A esta presunta mafia prevaricadora es a la que Tomás Gómez se enfrenta en su quehacer diario, y además, algunas veces en solitario, porque eso que llaman «ferraz» siempre estuvo en otras «cosas» por aquello de «hoy no toca»: ley hipotecaria, 20 años tuvieron para modificarla, antes de los desahucios y escándalo judicial de Europa; Concordato con la Santa sede, tampoco tocaba nunca, y hoy vuelve la religión católica a ser asignatura evaluada… De aquellos lodos estos barros, porque para que a aquella España del 39, no la reconociera ni la madre franquista que la parió, no sirven solo grandes frases, si no actitudes personales frente al Poder, como hoy vuelve a ofrecernos Tomás. Seguramente nunca llegará a Secretario General del PSOE nacional, porque ya el aparato del partido va dando sus pasos para impedirlo, como siempre, buscando salidas en su granero andaluz, aunque sea algo que pone malo al propio Rubalcaba, pero este señor tiene buenas tragaderas cuando a medir adversarios se trata, véase como anda la propia Chacón.

Tomás, compañero, tu sabes mejor que nadie las aspiraciones rebeldes del pueblo socialista, gracias por no dejarnos solos frente al conformismo de quienes llegaron a nuestro partido solo para tragar ruedas de molino, con tal de «tocar poder». Qué mal barrunto me da eso del «poderío» que ahora descubre «ferraz».      

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